Hasta que salimos de las tinieblas
Sólo era cuestión de tiempo hasta que estrenaran otra de esas parodias que últimamente rellena las carteleras, además. La última se titula "Vampires suck" (en su traducción "Híncame el diente") No he visto la película ni los trailers, así que no sé de qué va. Aún así voy a permitirme hacer una suposición y decir que se basa en la saga Crepúsculo, que desde hace unos años ha dado tanto de qué hablar. He mencionado anteriormente predilección por estos personajes, los no muertos, los chupasangres; y también mencioné que terminé de leer el último libro de la saga en mis vacaciones. Quiero dedicarle unas líneas.
El primero de los libros de esta saga, que se titula “Crepúsculo,” fue publicado hace cinco años por la escritora estadounidense Stephanie Meyer, una autora relativamente joven que escribe para un público principalmente adolescente. A mi parecer, la saga es una historia de amor, es sobre un amor muy intenso que se da entre dos "adolescentes" que viven circunstancias extraordinarias y que, precisamente por eso, el sentimiento que experimentan es tan abrumador y eterno. Lo que más he disfrutado es la frescura que la historia le ha brindado al mito del vampiro, como si evolucionara, las diferencias lo sacan de ese rincón oscuro desde el que estaba acechando y lo convierte en algo bello, de lo que una chica de 17 años se puede enamorar; ahora vivimos entre ogros y vampiros que inspiran simpatía. Personalmente prefiero los vampiros que me dio a conocer Anne Rice, que conservan un poco más el salvajismo, pero a eso exactamente me refiero.
Desde que empezó la llamada Era de la Razón, nuestros no muertos favoritos han experimentado muchos cambios. Anne Rice ha tenido mucho que ver con la historia moderna de los Vampiros; pero sus vampiros son más clásicos, son muy antiguos y han ido aprendiendo con el paso de los años, igual que los humanos, a reconocer sus verdaderas restricciones y el temor a Dios lo determina la fe de cada uno. Pero, adicionalmente, la raza vampírica goza de otras características ajenas a los humanos: tienen poderes. Los más antiguos como Drácula no eran físicamente agradables o atractivos, sino mas bien siniestros, por lo que sus poderes psíquicos estaban bien desarrollados, podían inducir estados de trance y controlar así a sus víctimas; podían adoptar formas de animales, normalmente perros, murciélagos o insectos; también desvanecerse en humo y colarse por debajo de las puertas o las ventanas.







Primero estuve por Barcelona, se me ocurrió llevar a un amigo que no la conocía y servirle de guía por esa ciudad que tanto me gusta. La había visitado en dos ocasiones anteriores, una vez


