viernes, 21 de mayo de 2010

Relatos: Down in Mexico, Parte II A horse with no name (dedicado a @PiliVicente)

¡Mierda, mierda de árbol! Mama no estaba allí así que poco importaba que dijera palabrotas, además estaba harta, ese árbol se estaba ganado a pulso el convertirse en su peor enemigo ¿Cuanto tiempo había pasado desde que llegó a este oasis? Encima todo ese tiempo se lo había pasado enfrente del cerezo, mirándolo como si fuera tonta. Pili solía tener la paciencia de un santo hasta que su mundo cambió, y Pili enfadada era muy peligrosa pero como la paciencia, aunque poca, se negaba a abandonarla lo único que pudo hacer para desahogarse fue darle una patada al cerezo. ¿Como puedes estar aquí también? ¡Se que eres tú aunque hayas cambiado de canción! De nada servía gritarle a una planta que canta dentro de tu cabeza, pensó la niña, sus recuerdos de los últimos meses estaban un poco borrosos así que se sentó un momento para pensar en todo lo que había ocurrido. Estaba muy molesta, pero al menos la nueva canción era muy bonita.
Recordó que al haberse resbalado al pisar una de las tartas de manzana que crecían en el jardín de su vecino, la letra de la otra canción del árbol le vino a la mente y entendió su significado. Supo entonces que debía buscar en México a un gato llamado Joe. Recordó haber tenido una muy mala sensación al preguntar al propietario del jardín por ese lugar y se fue a casa a pedirle explicaciones al irritante cerezo.
A medida que iba repasando los sucesos ocurridos, sus recuerdos se hacían mas nítidos. Fue entonces cuando notó que un deseo crecía rápido en lo mas profundo de su ser: algún día aprenderá a prender fuego con la mente y ese día hará arder al árbol lenta y dolorosamente. A su corta edad Pili todavía no había experimentado una gama de emociones lo suficientemente amplia y el rencor, un rencor bastante grande, parecía muy divertido (sobre todo porque éste le llevaba a la venganza, algo con lo que tampoco estaba muy familiarizada)
¡Reza todo lo que sepas y a quien puedas puto árbol! Cuando todo esto acabe desearás no haberme conocido nunca, maldito hijo de la gran... cuanto mas lo pensaba, mas furiosa se sentía.
Tanto odio hacia un "no tan simple" cerezo tenía una explicación bastante lógica para una niña como Pili: hacer el ridículo, ser motivo de risa y burla, era algo que procuraba evitar hasta el día en que muriera. Aquel dichoso arbolito le había obligado a hacer cosas que en la vida se le habrían pasado por la cabeza.
Cuando fue a pedirle ayuda, éste continuaba con la canción, como si solo supiera comunicarse de esa manera, así que probó a escuchar atentamente y captar el mensaje que transmitía su música. Mal asunto. Cayó en una especie de trance y perdió el control de su cuerpo.
Durante ese estado de trance, sus piernas comenzaron a andar sin su consentimiento por lugares que al principio conocía, después el camino se fue transformando poco a poco en algo que resultaba difícil de asimilar. Pasó por un campo lleno de misteriosas flores con sabores en lugar de color, la música indicó a la niña que el camino a seguir lo marcaban las flores que, a través de los ojos, impregnaban su lengua de un fuerte sabor a wasabi. Incluso en ese estado, algo dentro de la niña le dijo a su memoria que guardara bien el recuerdo de ese tramo "picante" del camino. Me las vas a pagar, odio el picante, pensó la niña.
Al salir del campo, si es que salir es la palabra correcta, apareció en un enorme salón de baile en el que decenas de artistas pintaban la música con botes de pintura que derramaban sobre la pista de baile. Miró a su alrededor y vio a varias personas que no se atrevían a bailar, sus piernas la llevaron al centro de la pista y su cuerpo comenzó a ejecutar una danza pegadiza que los animó a imitarla. Pili anotó también este momento en su memoria, odiaba bailar (y menos delante de tanta gente), ese árbol se estaba metiendo en un serio problema. La fiesta en el salón de baile se empezó a desmadrar y todos los músicos-pintores tiraban la pintura directamente sobre la niña, se estaba ahogando, no podía ver con tanta "música" metiéndosele en los ojos, todo le daba vueltas... De repente, se encontró en un extraño oasis mirando fijamente al cerezo.
No sabe cuantos días pasaron hasta que salió de ese trance, probablemente fuera cuando el árbol empezó a cantar la nueva canción.

Poco importaba ya. Había reflexionado durante demasiado tiempo y lo único que quería era terminar con todo esto cuanto antes. Quería respuestas, saber por que el mundo se había transformado en un sin sentido y por que era la única que seguía siendo ella misma.
Anduvo un buen rato pensando en la nueva canción, trataba de encontrarle algún significado y de nuevo se sintió molesta con el cerezo por empeñarse en cantar en lenguajes que no conocía. Entonces, volvió a tropezar. Esta vez pisó una pequeña piedra que había cerca del oasis. Maldijo a todo lo que se le ocurrió y de nuevo, una parte de la canción le vino a la cabeza: *I've been through the desert on a horse with no name, it felt good to be out of the rain. In the desert, you can remember your name 'cause there ain´t no one for to give you no pain. La la la la la....
¡Pero vaya puta mierda! Quería las respuesta ya, lo que menos le apetecía era tener que embarcarse en otro largo viaje, al menos este duraba nueve días. Según la canción del árbol, tenía que encontrar al caballo sin nombre y atravesar el gigantesco desierto...


*He viajado a través del desierto en un caballo sin nombre, se sentía bien lejos de la lluvia. En el desierto puedes recordar tu nombre porque allí nadie puede hacerte daño. La la la la la...

5 comentarios:

Pili Ramone 26 de mayo de 2010, 4:39  

Es absolutamente genial, no me canso de decirlo. Me ha recordado un poquito a la Torre Oscura, y a Alicia en el país de las maravillas.
Lo que no acabo de entender y flipo es que parece que me conocieras, esa niña soy yo, sin duda. El que me conoce me reconoce ahí, es una maravilla.
Millones de gracias, en serio.

Acuaryus_me 26 de mayo de 2010, 5:21  

Me alegro de haber acertado con la personalidad de la niña, a ver que te parece el final ;)

Pesetoman 29 de mayo de 2010, 7:56  

Cuando lei la I parte, pensé ¿que se habrá fumao Marvileo?
Despues de leer la II parte te daré un buen consejo:
¡TIO, DEJA LAS DROGAS!

Acuaryus_me 30 de mayo de 2010, 6:10  

Pero te ha gustado o no?

Pesetoman 30 de mayo de 2010, 12:14  

¿Que si me ha gustado? Sinceramente te digo que está bien redactado y que argumentas bien.
Pero es que no reconozco al personaje y no me entero mucho, pero aún así te he calificado con un BRAVO.

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