viernes, 2 de julio de 2010

Hablando de Libertad

Hablando de libertad... esta semana se celebra en Madrid, y creo que en toda España, la fiesta del Orgullo Gay. Como todos los años desde el 2007, la capital se viste de gala arcoiris en el barrio de Chueca, conocido como el barrio gay, para no sólo celebrar la libertad de expresión de la que ahora goza el colectivo, sino también para hacerse oír y reclamar otros derechos que todavía se les niegan. Una semana, más bien 4 días, en la que se hace alarde de tolerancia, aunque en la capital, por la mayor parte, se exhibe esa tolerancia diariamente. Para la ocasión se hacen conciertos (este año suena el nombre de Kylie Minogue) y se abren las calles al disfrute de todos: lesbianas, transexuales, bisexuales, heteros. Los negocios de comida cierran más tarde, la Gran Vía se colapsa y los carteristas se dan festín. Para cerrar el sábado con la tradicional marcha, que recorre desde la Puerta de Alcalá hasta la Plaza de España. Como dije una semana de fiesta y convivencia entre humanos que ven más allá de indumentaria y preferencias sexuales, con un solo objetivo, la diversión.
¡Y bastante que nos divertimos!
Mientras tanto y al mismo tiempo que vivimos este derroche de libertad de expresión, otros derechos se encuentran en entredicho, en varias ciudades catalanas y otra malagueña, se aprobó una ordenanza que prohíbe el uso del burka y el niqab, dos prendas de la indumentaria fundamentalista islámica. El burka es el manto que incorpora una rejilla a la altura de los ojos que no permite mostrar ninguna parte del cuerpo, esa rejilla que en el desierto te protegería de las inclemencias del desierto y a las princesas las resguarda del sol y del bronceado tan bien visto en occidente. El niqab sólo permite llevar al descubierto una ranura pequeña a la altura de los ojos. Estas prendas son pan de cada día en países como Arabia Saudí, Yemen, Bahrein, Kuwait, Pakistán u Omán.
Yo, en mi posición de occidental educada que goza de acceso, y hasta bombardeo, a todo tipo de información, no estoy de acuerdo con que se lleve esta indumentaria, nunca lo he estado, porque me parece una forma de fanatismo. Según leí en el testimonio de una periodista que llevó el niqab por un día en el municipio de Coín (Málaga) uno de los que ya ha vetado su uso, y que recoge el diario El Mundo en su CRÓNICA del pasado 20 de junio, éste le produce sensaciones de "encarcelamiento, calor y sentidos mermados porque el velo tapona mi capacidad auditiva, olfativa y gustativa y veo el mundo en formato cinemascope." A esto se ven sometidas una gran cantidad de mujeres islamitas. Aunque dichas prendas se llevan por decisión personal, el burka, el niqab y el hiyab (pañuelo que cubre la cabeza pero deja la cara al descubierto) también sucede que estas mujeres se vean obligadas por su marido o familiares a llevarlo.
El árticulo de CRÓNICA recoge tres testimonios, la ex diputada Monserrat Nebrera lleva un burka dos días seguidos por las calles de Barcelona y dice que el primer día fue como ir en una cárcel ambulante, el segundo se sintió en una fortaleza que la protegía del entorno. El tercer testimonio es de la escritora Eugenia Rico, quien lució un hiyab por las calles de Madrid durante un día y dice sentirse como una inmigrante casi ilegal, también comparte en el artículo el sentimiento de una allegada musulmana, que lo lleva por imposisción familiar, ésta se expresa diciendo "me gustaría romper el velo, quitarme esa marca que hace que la gente me mire, pero tengo demasiado miedo."
Las opiniones que he podido recaudar entre las personas de mi entorno son diversas, los menos involucrados dicen que no deberían prohibirlo porque forma parte de su creencia religiosa, otra persona es de la opinión de que si estás en otro país debes adaptarte a las costumbres allí practicadas (bien es cierto que en esos países apedrean a las turistas que van ligeras de ropa y encarcelan a los homosexuales por el "delito" que cometen, entiéndase por "delito" el gusto por el mismo sexo) otra opinión es que no se puede ir tapado así por ahí, sin que se te vea la cara, que no se puede saber quién va debajo, no se te puede identificar (esta bloguera todavía no se ha decidido a hacer trabajo de campo, pero seguramente no me dejarían entrar al Ayuntamiento de Madrid o al Museo del Prado con una bolsa de papel en la cabeza)
Al principio quería escribir este post para denunciar el atropello a la libertad de culto y de creencia, que son derechos democráticos. Y confirmar mi opinión de que mientras más progreso, hay más represión. Ahora soy de otra opinión, es posible que esta prohibición sea una liberación. Mientras unos son felices con el destape, otros lo que quieren es taparse. Son las maneras del mundo.

2 comentarios:

Anónimo 8 de julio de 2010, 19:16  

Es interesante lo que dices La libertad es compleja porque hasta donde llega tu libertad hasta donde tienes derecho de expresarte y agredir al colectivo con ese uso de tu libertad. En el caso de los homosexuales que significa eso del orgullo gay que absurdo o es que los heteroxesuales no tienen orgullo?
Cuando hablas de la represion de la que son objeto las mujeres arabes en su pais y en su entorno familiar cuya mayor expresion se por la obligacion de usar esos trajes, ya que sufren otros atropeyos que no se ven puesto que no tienen derecho ni siquiera a tomar ninguna decision que no pueden viajar si no tiene la aprobacion de un miembro masculino aun que sean mayores de edad

Me myself and I 31 de octubre de 2010, 17:29  

Una cultura como la islámica, que hace 10 siglos nos iluminó, nos instruyó, y hasta nos enseñó a lavarnos (los cristianos nos aseábamos dos veces al año) ahora se ha quedado atrasada y anclada en el tiempo; una involución en toda regla.
¿Qué clase de cultura podría prohibir a una mujer que salga a la calle con el pelo suelto,que muestre su belleza de un modo natural y espotáneo?

Mati.

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